Por la justicia social, la igualdad y la República

Frente a los acontecimiento políticos y la coyuntura nacional, los militantes de Recoleta de Jóvenes por la Igualdad elaboraron y repartieron el siguiente documento...
La Argentina está viviendo un momento histórico muy particular. En el ámbito político -que repercute sobre todos los aspectos de la vida cotidiana-, el país experimenta, desde hace cinco años ya, estabilidad y permanencia en el poder (ejecutivo) por parte un mismo partido, pero más que eso, por parte de un sector de la dirigencia que ha venido desarrollando prácticas que inciden negativamente sobre el bienestar social y afectan la libertad y la igualdad de las personas. También se han visto dañadas la democracia y la república, con lo grave que esto significa si se tiene en cuenta que el pueblo ha legitimado y asimilado estos dos sistemas luego de haberse curado definitivamente de las dictaduras hace 25 años.

Sin embargo, es notorio lo que se puede percibir en la sociedad, donde el interés por estar involucrado e informado acerca de los vaivenes políticos es mucho mayor con respecto a años anteriores. Indudablemente, el surgimiento de algunas problemáticas en el acontecer diario ayudó a despertar del letargo cívico a muchos ciudadanos, mientras que a otros, simplemente, los impulsó a tener un espíritu crítico aún mayor. La gota que rebalsó el vaso y puso en evidencia la terquedad kirchnerista fue el conflicto con el agro, tras la implementación del sistema de retenciones móviles y la suba de un nueve por ciento a las mismas en relación a las exportaciones de soja y girasol. También son preocupantes la escalada inflacionaria y la reciente salida de Martín Lousteau del ministerio de Economía, en pos de profundizar un modelo económico que, a contramano de lo que se dice desde los atriles del Salón Blanco, excluye, concentra el ingreso y no alcanza para ayudar a que los más desprotegidos cambien su realidad.

La disputa con las entidades rurales y el enfrentamiento con una porción de la población que pretende defender el desarrollo de los productores y de los pueblos del interior desnudó, a su vez, la falta de predisposición para el diálogo desde la Casa Rosada, el poco conocimiento que el Gobierno tiene de la sociedad -a la que divide bajo las categorías de oligarcas y pueblo-; la ignorancia en cuanto al trabajo y a la labor agropecuaria; la falta de federalismo; y la discriminación a los pequeños y medianos productores, fundamentalmente.

Inflación
El Gobierno enfrenta varios problemas vinculados a la inflación: por un lado, promueve un modelo económico que favorece la suba de precios; por otro, niega la existencia del problema; y finalmente, interviene el instituto que se encarga de medir el índice. Escudados detrás de un discurso de un inclusión social, pareciera ser que nuestros gobernantes no se percatan de la gravedad del asunto. Por más que el INDEK hable de un 1, 1 por ciento mensual, provincias como San Luis y Santa Fe, administradas por dirigentes no cooptados por el kirchnerismo, señalan que en realidad el aumento en el costo de vida asciende a un ritmo del 4 por ciento. Como si fuera poco, un estudio de la Universidad Di Tella diagnostica que la inflación está en el orden del 33 por ciento anual.
El plan que Lousteau le presentó a Cristina Fernández con el fin de alertarla sobre los peligros inflacionarios y tratar de revertir la situación fue el detonante para que Néstor Kirchner decidiera deshacerse del ministro y nombrar a un fiel soldado de su confianza. Carlos Fernández garantiza la lealtad al pingüino y la continuidad del modelo económico. Lo que prende una luz de alarma es que la inflación hace que los precios crezcan a un ritmo mucho más rápido que los salarios y esto afecta principalmente a los que menos tienen. De a poco, lo que puede suceder es que se desencadene un proceso en el que el consumo comience a retrotraerse de manera significativa, cada vez más, y esto vaya desalentando la inversión y la producción. De esta manera, la economía empieza a desacelerarse paulatinamente hasta poder llegar a caer en una fuerte recesión. Ese sí sería el peor escenario para Kirchner, para cualquier político, pero sustancialmente para todos los argentinos.

Contradicciones varias
Lo que quedó demostrado desde el discurso oficial es que ellos consideran que el que no los apoye es de derecha, golpista, gorila y oligarca. Es una ecuación muy sencilla si uno es kirchnerista, es algo exacto y parece que las ciencias sociales no entran en juego aquí: o estás por los derechos humanos o estás por el terrorismo de Estado, básicamente. Esta mirada bipolar y dicotómica se refleja en el alarde que el oficialismo hace al definirse por antinomia y por oposición: claramente, los K no distribuyeron el ingreso, pero se jactan de ser mejores que el menemismo (del que formaron parte activamente); afirman que se salió del infierno de la Alianza, pero en aquel Gobierno estuvieron el hoy kirchnerista Chacho Álvarez, Nilda Garré, Aníbal Ibarra y Cavallo, ex patrón de Alberto Fernández; reivindican a la lucha de los ´70, pero según parece no participaron de ella, ya que amasaron fortunas en la Patagonia del ´77 al ´81 cuando todos los abogados eran perseguidos y los que acumulaban propiedades debían entregarlas, amenazados, a los militares.
A su vez, dicen combatir a la oligarquía, pero son parte de ella. Dicen estar de la vereda de enfrente de los que usan 4 x 4, pero no hicieron nada cuando Varizat aceleró pasando por encima a los docentes santacruceños.
Adoptan prácticas que dicen condenar, como la represión encabezada por D´Elia y Pérsico, la paliza de la Prefectura a los trabajadores del Casino y la manipulación del INDEC, todas medidas de carácter fascista.
Sostienen como caballito de batalla el juicio a los represores, pero sólo hubo cuatro condenados en cinco años, considerando que había unos 60 centros de detención. Además, hay denuncias de que en la Bonaerense trabajan nueve mil policías que participaron de la dictadura.
A todo esto habría que sumar cuestiones como la desaparición de Jorge Julio López, ante la cual no hay ningún gesto desde el poder para que aparezca; los fondos de Santa Cruz; y la ratificación de funcionarios como Julio De Vido y Guillermo Moreno.
Ante la suma de injusticias y atropellos, desde la agrupación Jóvenes por la Igualdad (JxI) y desde la Coalición Cívica afirmamos que es necesario construir un país entre todos los actores de la sociedad argentina (mujeres, hombres, oficialistas, opositores, independientes, jóvenes, mayores, profesionales, estudiantes, intelectuales, trabajadores), con el diálogo como premisa y en busca de la paz, la no violencia, la ética, la república, la democracia participativa, el desarrollo económico sustentable, la distribución del ingreso y la justicia social. Para finalizar, cabe destacar la frase del ex presidente en funciones, Néstor Kirchner, quien dijo: “Ahora llegó la hora de la distribución justa del ingreso”. Con la mayor sinceridad, le decimos que ojalá sea ese su deseo, porque también es el nuestro, aunque también creemos que la hora de la distribución debería haber sido mucho antes.
Si querés participar acercate a nuestro local Sanchez de Bustamante 1470 , o escribinos a jxirecoleta@yahoo.com.ar